LENIN, QUÉ PENA COMPADRE

3 04 2007

La verdad es que el mundo cambia rápido. Una enciclopedia escrita en 1942, concluía en que la tierra era redonda por tres razones, una, los barcos van desapareciendo en el horizonte a medida que se alejan, dos, que la sombra de la tierra sobre la luna en un eclipse es redonda y tres,  que si caminamos en línea recta en la misma dirección volveríamos al punto de salida. Pocos años después ya no tenía que probarse nada. Una foto a colores de la tierra era suficiente para verla como una bella pelota azul, flotando en el espacio .Así las cosas, nunca sobra mantener un poco de prudencia para aceptar que nuestras actuales opiniones, sobre cualquier tema, posiblemente evolucionarán.         En ese marco de ideas, es moda, en Venezuela, declararse marxista-leninista sin  recordar que tanto Marx como Lenin vivieron y escribieron sus obras en unas circunstancias muy diferentes a las actuales. Así, lo que parecía bueno o evidente en su tiempo,  la historia y la práctica se encargaron de demostrar otra cosa.         Para probar lo expuesto, usaremos un libro de Lenin, escrito en 1916, titulado “El Imperialismo, fase superior del Capitalismo”. Valga antes decir  que el comienzo del siglo XX, era de una gran agitación. La llamada revolución industrial había cambiado la forma de producción  con el uso de las máquinas  y, además, se desaceleraba la tendencia, de las naciones poderosas a obtener tierras y formar colonias lejanas.           Lenin se asombra al decir que en
la Alemania de su tiempo 30 mil empresas de un total de 3 millones, que se “comían” ellas solas el 77% de la energía; también que en los Estados Unidos el 1% de las empresas tenían el 43% de la producción, todo debido a que  la libre concurrencia (léase mercado abierto) generaba concentración y en consecuencia se creaban los Monopolios y los “carteles” que fijaban los precios y las condiciones de los productos en perjuicio de todos y en beneficio de los  pocos capitalistas.
 

 

         De igual forma analizaba Vladimir  (Lenin)   el reparto del mundo donde las grandes potencias poseían el 98% de Polinesia, 56% de Asia y 100% de Australia entre otros desmanes. El imperialismo se justificaba para llevar los excedentes de población a las Colonias y crear, además, nuevos mercados. Las grandes potencias se convertían en Estados Rentistas que  daban préstamos  y vivían de  los intereses, es decir del trabajo de sus colonias y de los Países pobres. Argentina, decía Lenin, está en una situación de tal dependencia financiera de  Inglaterra que se la debe calificar como una colonia inglesa. El afán de las imperialistas por poseer tierras hacía evidente, para Lenin, el reparto de la atrasada China entre Japón y los Estados Unidos.         Como  gozaríamos diciéndole a Vladimir que las cosas, hoy, se parecen poco a sus sesudas reflexiones. A China no se la repartió nadie y está usando ahora un sistema capitalista de lo más tradicional. Las imperialistas posesiones en Asia (India) y Australia son ahora Países independientes. Habría que aclararle que las actuales mayores empresas casi no consumen energía desde que se inventó la informática y las telecomunicaciones. Que la explotación colonial se ha convertido en comercio abierto y ya quedan pocos sitios donde no se tenga que pagar, a buenos precios, las materias primas  a los supuestos Países pobres. Te diríamos Vladimir que el mundo ha cambiado y que el propio comunismo, en el que tanto creíste, se cayó de platanazo como  modelo económico al fracasar en todas partes y, de ñapa, se convirtió en un asqueroso monstruo devorador de libertades.         Pero no te pongas triste, Vladimir, todavía   hay algunos idiotas  que te siguen nombrado como  infalible. Hasta presidentes y una corte de lame pisos, flojos para leer, se pavonean de proclamarse marxistas-leninistas. Pero la verdad  es que ni te quieren leer y menos aceptar tus fracasos. Solo quieren mantenerte en un florido y adornado altar. A ti que no te gustaban esas cosas.  Qué pena compadre !.  


Acciones

Information

Deja un comentario