TSUNAMI

3 04 2007

            Así nombraron los japoneses a un fenómeno natural relacionado con la formación de olas de mar que, en muchos casos, son olas gigantes y que al llegar a la costa arrasan con enorme energía todo lo que encuentran. 

            Los tsunami se originan por movimientos del fondo marino.  En el sitio donde se inicia, usualmente en mares profundos, no se produce mayor efecto en el agua sino que su energía se empieza a propagar y  forma, en el camino, las grandes olas finales.         

            Pareciese que Venezuela es así. Tsu significa puerto y Nami ola. El gobierno de Chávez, es  Tsu, el puerto y la oposición es Nami, la ola gigante en formación.               Chávez y sus aliados han ido construyendo su particular Tsu durante estos años. Quizás con algo a su gusto y mucho al gusto y sugerencias de Fidel Castro. Pintaron todo de rojo, cambiaron a los habitantes y a los vigilantes costeros por sus aliados y les ha llovido del cielo más dinero del que se hubiesen podido imaginar. Pareciera que las cosas van bien. Atrás quedaron aquellos tiempos difíciles. Ahora Chávez es rico. Come y viste bien, va donde quiere en su avionzote, nadie le discute lo que  dice,  insulta a sus enemigos, especialmente si son poderosos para igualárseles y no hay problema que se presente que no pueda solucionarse con realazos y que en fin,  este es el Tsu más bonito y seguro que se ha construido. Hasta Fidel está asombrado de lo bien que lo estamos haciendo y Evo solo tiene que copiarnos.  

            Pero debajo del mar, en las profundidades, se mueven las estructuras. El inmenso problema de la delincuencia le agrieta las piernas al régimen. Las fortunas en regalos a otros Países, mientras se caen de miseria los hospitales, no se construyen casas, se quiebran industrias, se alejan a los inversionistas, se limosnea a un pueblo manso y se roba y se discrimina, derriten las antiguas esperanzas y llenan de rabia al ciudadano.              

            Los resultados son tan atroces, tan escalofriantes y asquerosos, que solo por ellos  debería terminar cualquier gobierno. Adicionalmente se ha producido un renacer en la unión de la oposición. Otro movimiento de fondo que hará crecer la ola. Buena cosa. Pero ojo, nada de emoción.  

            Este régimen no es democrático aunque esté obligado a simular elecciones. El proyecto revolucionario no contempla entregarle el poder a nadie. Se requiere la presencia del líder para consolidar el proceso y no importa quién se lance a la pelea electoral. La trampa es perfectamente ética a los ojos de una  revolución  que aprobará cualquier monstruosidad para mantenerse.            

            Sin embargo la ola se está formando. Miles de oficiales de nuestras fuerzas armadas están hartos. Millones de venezolanos están hartos y hasta incluyen a los miles de hermanos chavistas que ya se dieron cuenta de esta locura. El tsunami del descontento popular está en marcha. Lo sazonan las torpes relaciones internacionales, la sumisión vergonzosa a los cubanos, la oscuridad y el mal olor en las condiciones electorales, el  disimulado camino hacia el comunismo, la podredumbre en la ideologización de los chamos y muchas otras cosas que llenan este saco gigante de excrementos.

            Estamos llegando al llegadero.  Pero cuidado en caer en la misma trampa del referéndum revocatorio. Ojala que la democracia, impresa con fuerza en nuestros genes, no nos haga creer en la ingenuidad de salir de Chávez con  los votos. Nunca será así. Si una semana antes de las elecciones las encuestas mostrasen vencedor a un candidato opositor, Chávez las suspendería con cualquier pretexto al mejor  estilo de la guerra de las Malvinas. Solo queda un camino para salir de Chávez: La resistencia organizada, fuerte y sin descanso contra el tirano. Ese es tsunami que lo arrasará a él y a su régimen.


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